Sistema conocido como SRI es principalmente usado en África y está siendo probado y adaptado por investigadores del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, a las condiciones de suelo y clima chilenos.
Cinco fueron las temáticas técnicas presentadas por investigadores de INIA a los productores arroceros de Parral y alrededores que asistieron a un Día de Campo arrocero en Parral. Sin embargo, el interés principal se volcó a un nuevo sistema de producción de arroz con una componente más sustentable. Conocido como SRI por su sigla en inglés (System of Rice Intensification) esta metodología es capaz de generar mayores rendimientos a partir de los recursos ya disponibles (suelo, mano de obra y capital) sin la necesidad de usar nueva genética o variedades mejoradas, fertilizantes sintéticos ni químicos.
Según lo explicado por Karla Cordero, investigadora encargada del Programa de Mejoramiento Genético de Arroz de INIA, y Didier Moreira especialista costarricense y consultor del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA, el SRI se basa en cuatro principios básicos. El primero es fomentar el establecimiento temprano del cultivo, de manera rápida y obteniendo plantas saludables. La idea es tener una floración más temprana, en diciembre o enero (hoy es en febrero) para aprovechar las mayores temperaturas, lo que ayuda al desarrollo del cultivo.
El segundo principio apunta a reducir la competencia entre las plantas, estableciendo una sola planta por punto de siembra.
El tercer aspecto busca mejorar el suelo mediante la incorporación de materia orgánica que promueve la aireación y oxigenación de las raíces, favoreciendo la absorción de los nutrientes. En este aspecto, la investigadora Karla Cordero especificó que el SRI promueve el control mecánico de las malezas, permitiendo la aireación del suelo y la consiguiente mejora en el crecimiento de las raíces del arroz. “En Chile tenemos ausencia total de oxígeno en el suelo, ya que en un cultivo tradicional de arroz el agua está detenida y la planta inundada, lo que hace que las raíces se oxiden y bajen su capacidad de absorber nutrientes”.
Finalmente, en su cuarto principio el SRI apunta a establecer una alternancia entre los suelos secos y mojados, lo que permitirá reducir y controlar la aplicación de agua. “Hoy el 80% del arroz en Chile se establece pregerminado bajo inundación, debiendo disponerse de enormes volúmenes de agua que alcanzan los 22 mil metros cúbicos por hectárea. Claramente esto es contraproducente con los escenarios actuales de poca disponibilidad del recurso hídrico”, señaló la investigadora de INIA Quilamapu. Agregó que estimaciones indican que el uso del sistema SRI en Chile podría reducir en un 50% el volumen de agua empleado en la actualidad.
Desafíos en la adopción del SRI
Uno de los principales desafíos de incorporar este sistema es el cambio de metodología en la siembra, ya que, a diferencia de la práctica habitual de siembra bajo inundación con semillas pregerminadas, el SRI requiere la instalación de la semilla a través de siembra más espaciada y en seco.
Karla Cordero sostuvo que pese a que el sistema original contempla el establecimiento de la planta de arroz cada 30 centímetros en sobrehilera y entrehilera (grilla de 30 x 30 cm), en los ensayos locales se decidió modificar la estructura, empleando 2 a 3 plantas, dispuestas a 10 cm en la sobrehilera, manteniendo los 30 cm en la entrehilera. “Ello permite reducir la densidad de plantas respecto del sistema tradicional, lo que incide en la menor cantidad de semillas a emplear, con el consiguiente ahorro para el bolsillo del productor”.
En todo caso, la especialista en mejoramiento genético de arroz recalcó que recién en abril, junto con la primera cosecha bajo el sistema SRI, podrán tener resultados más concretos respecto del funcionamiento de esta metodología en Chile. La ingeniero agrónomo indicó que los estudios se extenderán por dos temporadas, momento en que se masificarán las pruebas en campos de productores.
Aunque el SRI recién se implementará en la zona arrocera nacional (regiones del Maule y parte norte de Ñuble), este sistema data de los años ochenta y es utilizado en principalmente en países africanos, con permanentes restricciones de agua. Hoy existen más de 10 millones de productores que se benefician de esta metodología en 54 países.
Otras tecnologías mostradas
El día de campo realizado en la Estación Experimental de Arroz DIGUA, en las cercanías de Parral, agrupó a 130 asistentes quienes se compenetraron, además del sistema SRI, de las diferentes líneas de investigación sostenidas por el programa de arroz de INIA. Cinco fueron las estaciones técnicas dispuestas, resaltándose los avances alcanzados en uso más eficiente del agua, mediante riego por aspersión y uso de mangas de riego, entre otras tecnologías, todo a cargo de los investigadores de INIA Quilamapu Hamil Uribe y Gabriel Donoso. Además, el especialista Juan Hirzel mostró los avances en fertilidad de suelos arroceros, enfatizándose en el uso de dosis y parcialidades de elementos para la nutrición del cultivo.
Otro de los aspectos tratados fue el control de malezas, oportunidad en la que el especialista de INIA Quilamapu, Lorenzo León, mostró las diferentes alternativas utilizadas en arroces tradicionales, además de los experimentos realizados con combinaciones de productos químicos en la nueva variedad de arroz clearfield de INIA de pronta salida al mercado nacional.
Futuras variedades y baja carga química
Los productores maulinos también pudieron conocer, a través del agrónomo de INIA Alvaro Vega, las nuevas candidatas a variedades de arroz y las características de alto rendimiento, mejor calidad industrial, precocidad y adaptación a los nuevos escenarios climáticos, que las hace muy atractivas para su utilización en un futuro cercano, una vez concluidas todas las etapas de estudio.
Finalmente, se dieron a conocer los diferentes escenarios comerciales y productivos para el sector arrocero nacional, oportunidad en la que la investigadora Karla Cordero mostró el proceso de generación de lo que serán nuevas variedades que destacan por sus características de mercado de exportación, nunca antes producidas en Chile.
Cabe mencionar que los arrozales chilenos destacan por su baja carga de productos químicos, debido a la ausencia de plagas y enfermedades y una escasa aplicación de pesticidas e insecticidas, lo que permite una clasificación del producto nacional como uno de los más inocuos en términos de producción a nivel mundial. La profesional agregó que a ello se suman recientes reportes con indicación de bajo contenido de metales pesados (arsénico y cadmio) en los granos de arroz nacionales, todo lo cual hace que este cereal sea una alternativa productiva de alta proyección y exitosa comercialización.
Esta entrega de información a productores arroceros se complementó con un segundo día de campo realizado en el Campo Experimental San Carlos de INIA, donde arroceros del norte de la Región de Ñuble pudieron recorrer todo el programa de arroz de INIA e involucrarse con el proceso de generación de nuevas variedades, recomendaciones de fertilización y disponibilidad de semillas estas nuevas variedades.
Acerca de INIA
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación agropecuaria de Chile, dependiente del Ministerio de Agricultura, con presencia nacional de Arica a Magallanes, a través de sus 10 Centros Regionales, además de oficinas técnicas y centros experimentales en cada una de las regiones del país. Su misión es generar y transferir conocimientos y tecnologías estratégicas a escala global, para producir innovación y mejorar la competitividad del sector agroalimentario. www.inia.cl.
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