Un nuevo estudio, que analiza los impactos socieconómicos y ambientales de los cultivos transgénicos, concluye que éstos han aumentado los rendimientos agrícolas globales en maíz, soya, algodón y canola, debido a un mejor control de plagas y malezas; y, además, han reducido el uso de tierras al permitir producir más alimentos en menor superficie.
Anualmente los investigadores y economistas agrarios Graham Brookes y Peter Barfoot, de la consultora agrícola británica PG Economics, publican un estudio académico recopilando los impactos socioeconómicos y ambientales de los cultivos transgénicos en los países donde se utilizan. En la última edición publicada el 11 de junio de 2018, se actualizan los estudios anuales previos que examinaron los rendimientos, los costos variables de producción, los ingresos agrícolas directos (brutos) y la base de producción de los cuatro principales cultivos transgénicos a nivel comercial (soya, maíz, algodón y canola) hasta el año 2016.
El estudio concluye que hay un beneficio económico neto significativo para los agricultores de $18,2 mil millones de dólares durante 2016 y $ 186,1 mil millones para el período 1996-2016 (en términos nominales). Estas ganancias se han dividido en un 48% entre los agricultores de los países desarrollados y en un 52% entre los agricultores de los países en desarrollo.
De las ganancias obtenidas, aproximadamente el 65% se obtuvieron gracias al aumento de rendimiento y producción al utilizar transgénicos, mientras que el 35% restante provino del ahorro de costos que implicó.
La tecnología transgénica ha contribuido de manera importante al aumento de los niveles mundiales de producción de sus cuatro cultivos principales, registrándose una producción extra de 405 millones de toneladas de maíz y 213 millones de toneladas de soya a la producción mundial de ambos cultivos desde la introducción de la tecnología en el año 1996.
En los últimos 21 años, según afirma el estudio, “la biotecnología agrícola ha ayudado a los agricultores a cultivar más alimentos utilizando menos recursos, al reducir el daño causado por las plagas y controlar mejor las malezas”. Además, agrega que “los mayores incrementos de rendimiento se han producido en los países en desarrollo y esto ha contribuido a una base de suministro de alimentos más confiable y segura en estos países”. Cita como ejemplo el caso de Sudamérica, donde la tecnología de cultivos tolerantes a herbicidas ha ayudado a los agricultores a reducir la labranza, acortando así el tiempo entre la siembra y la cosecha, lo que ha permitido a los agricultores incluso cultivar un ciclo adicional en la misma temporada.
Los datos recopilados por los investigadores demuestran que los mayores rendimientos y el menor tiempo y dinero gastado en el manejo de plagas y malezas, permitió a los agricultores obtener mayores ingresos. Esto ha demostrado ser especialmente valioso para los agricultores en los países en desarrollo, donde, durante 2016, recibieron un promedio de $5 dólares como retorno por cada dólar adicional invertido en semillas transgénicas.
El uso de transgénicos también está contribuyendo a disminuir el impacto ambiental de la agricultura al permitir que los agricultores produzcan más sin necesidad de utilizar tierras adicionales. Mantener los niveles de producción global en los niveles de 2016, sin cultivos transgénicos, habría requerido a los agricultores plantar un adicional de 10,8 millones de hectáreas de soya, 8,2 millones de hectáreas de maíz, 2,9 millones de hectáreas de algodón y 0,5 millones de hectáreas de canola; lo que suma un área superior a la superficie terrestre que tienen muchos países del mundo.
En Chile, el doctor en Ciencias Biológicas y Director Ejecutivo de ChileBio, Miguel Ángel Sánchez, explicó que este nuevo estudio PG Economics entrega nueva evidencia cuantificable de que los cultivos transgénicos pueden ser una alternativa sustentable desde el punto de vista económico, social y medioambiental. “Es por ello, que agricultores de los países más diversos han adoptado y continúan utilizando y demandando nuevos productos derivados de esta tecnología, de forma segura, rentable y amigable con el medio ambiente”, afirmó.
- Accede al estudio en: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/21645698.2018.1464866
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