Los efectos benéficos observados cuando existe una interacción entre el hongo y la planta, ocurren porque existe un intercambio de smallRNAs entre ellos. Esto se vio en los cambios en las redes transcripcionales de las raíces de Arabidopsis y en el hongo.

Hasta este minuto, Evelyn Sánchez ha observado cómo se prenden y apagan ciertos genes de la planta que está en contacto con Trichoderma atroviride. Muchos de estos genes se relacionan con el crecimiento de nuevas raíces laterales.

¿Cuánto aumentaron las raíces laterales?, ¿Cuántas hojas han crecido? Es en lo que general están centradas las investigaciones entre Trichoderma y plantas. Pero, a nivel transcripcional, son pocos los estudios realizados, comenta la investigadora de postgrado.

Los efectos visibles en las plantas, como el aumento de raíces laterales, son notorios una semana después de la interacción con el hongo. Para que esto ocurra, internamente deben ocurrir cambios. En las primeras 72 horas, los efectos del contacto son demasiado fuertes, dice la especialista, confirmando que sí hay efectos a nivel transcriptómico. Esto también se complementó con el estudio de los smallRNAs expresados durante la interacción. Estas pequeñas moléculas de RNA tienen la capacidad de modificar funciones, regulando genes propios e inclusive, viajar a otro organismo durante la interacción, regulando genes del otro organismo. “Estamos sentando las bases, quizás, para las futuras investigaciones de los roles de Trichoderma a nivel genómico”, expresó Sánchez.

“Para mí como investigadora este tema ha sido un reto, porque he tenido que aprender muchas cosas al ir avanzando. Esto me ha motivado a llegar un poco más profundo y los resultados que hasta el momento tengo me satisfacen porque no es algo que se haya visto antes. Es algo que no se había hecho”. Concluyó la candidata a doctora, Evelyn Sánchez.

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