Por Flávia Roberta Freitas, Head Corporate Social Responsibility, IBM América Latina

Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua para crear conciencia sobre la importancia de cuidar el recurso más importante en la vida de las personas. Se trata de un derecho universal[1], y su uso sustentable y responsable es deber de gobiernos, instituciones, empresas y de cada uno de nosotros, ya que el consumo y la producción de alimentos, la generación de energía, el saneamiento y hasta cientos de procesos industriales dependen del agua, por lo que es fundamental para nuestro planeta.

La gestión responsable de los recursos hídricos y de saneamiento son clave para reducir la desigualdad y la pobreza, acelerar el crecimiento económico y dar respuesta al cambio climático. Por eso, si queremos mejorar la calidad de vida de las personas debemos aprovechar todos los recursos, conocimiento y tecnologías disponibles para garantizar un uso más eficiente del agua en América Latina.

Profundicemos en tres áreas de vital importancia para nuestra región donde la aplicación de tecnología puede apoyar a las comunidades locales:

Agricultura sostenible

En el territorio rural de América Latina y el Caribe se producen alimentos para 800 millones de personas, se siembra el 14% de los cultivos del mundo y somos refugio de gran parte de la biodiversidad, el agua dulce y los bosques naturales[2]. En este marco, se vuelve imperioso transformar la agricultura de la región para mejorar la productividad, la rentabilidad, garantizar un uso eficiente y expandir las oportunidades de desarrollo económico y social.

En esta línea, la startup Agrolly creó una aplicación que ayuda a los pequeños agricultores a mejorar el rendimiento de sus cultivos con inteligencia artificial y datos meteorológicos locales para que puedan tomar mejores decisiones informadas sobre sus cosechas. Desde IBM proporcionamos a Agrolly orientación técnica y recursos para avanzar en el proyecto, desarrollar tecnología de código abierto y gestionar su aplicación en la nube, que ya se encuentra disponible en Brasil, India y Mongolia.

Además, IBM está trabajando con Fundación Plan21 para el Desarrollo Humano Sostenible en un proyecto para ayudar a los pequeños agricultores de América Latina a gestionar sus cultivos de forma más sostenible, aumentar su productividad y sus ingresos, así como a crear conciencia en el consumidor y desarrollar mercados más responsables. Este proyecto se enmarca en el anuncio reciente de IBM Sustainability Accelerator, un programa global pro-bono de impacto social para apoyar a las comunidades vulnerables expuestas a peligros ambientales.

Cambio climático

Se proyecta que América Latina y el Caribe experimenten efectos intensos producto de olas de calor, disminución del rendimiento de los cultivos, incendios forestales, agotamiento de los arrecifes de coral y eventos extremos del nivel del mar[3]. Además del claro impacto social que esto provocaría, también debemos anticipar el económico, como la interrupción del servicio de energía y la ruptura o demora en la cadena de suministro y operaciones de diversas industrias, entre otros.

Para ayudar a predecir estos impactos potenciales, IBM Environmental Intelligence Suite aprovecha inteligencia artificial, datos meteorológicos, análisis de riesgo climático y análisis geoespacial avanzado para apoyar a las empresas en la región en el monitoreo, la gestión de esfuerzos de mitigación y la respuesta de manera oportuna, coordinada y eficiente. Contar con un único punto de control e información de múltiples fuentes de datos permite a las organizaciones anticipar el riesgo climático, mejorar la resiliencia y apoyarlas en el cumplimiento de sus objetivos de sostenibilidad.

Calidad de aguas subterráneas

Este año, el Día Mundial del Agua se centra en la importancia de las aguas subterráneas, que son una parte fundamental del ciclo de la vida. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), para cubrir las necesidades básicas diarias de una persona se utilizan entre 50 y 100 litros de agua.[4] Si bien es cierto que en la última década se avanzó en el acceso al agua potable y mejoras en las condiciones de saneamiento -aunque con diferencias entre países de la región-, todavía queda un largo camino por recorrer.

Si todavía está dudando, este escenario debe impulsarnos a tomar acciones efectivas y urgentes, con un enfoque coordinado entre sector público, privado y organizaciones de la sociedad civil. Un interesante ejemplo es el de Saaf Water, una plataforma de análisis y calidad del agua desarrollada para ayudar a las personas que viven en localidades rurales en India. Creada por el equipo ganador de la cuarta edición de Call for Code Global Challenge, esta solución ofrecerá a las comunidades datos e información del agua potable local para tomar decisiones seguras sobre la purificación y el consumo, a través del monitoreo de la calidad de las aguas subterráneas y alertando a las autoridades y los ciudadanos frente a cualquier inconveniente.

Existe un completo acuerdo sobre el lugar fundamental que tiene el agua en nuestra vida. Debemos mover el eje de la discusión del análisis de la problemática a las acciones concretas que cada gobierno, empresa, organización y ciudadano está en condiciones de llevar a cabo para proteger este recurso tan valioso. La tecnología es una aliada, pero la clave está en cómo aprovechamos el conocimiento y la experiencia de la humanidad para implementar un cambio real, una acción a la vez.

 

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