• Marjorie Allende es la primera directora del nuevo Centro Regional de Investigación INIA Ururi, su pasión es enseñar que con la tecnología y, a través de la ciencia aplicada, se pueden mejorar procesos y mantener la vida del campo.

Este 8 de marzo se conmemora un nuevo Día Internacional de la Mujer, y en el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) quisimos reconocer a aquellas que, desde su labor como profesionales y trabajadoras, aportan día a día al desarrollo agropecuario, con énfasis en la sostenibilidad.

Es el caso de Marjorie Allende, primera directora del nuevo Centro Regional de Investigación INIA Ururi, quien desde este 2024 aceptó encargarse del centro más septentrional de INIA, cuyo foco es la agricultura del desierto, eficiencia hídrica y ganadería camélida, con proyectos que buscan mejorar la calidad de vida de las y los pequeños agricultores de la zona.

La profesional llegó a Arica siendo niña, por lo que se considera ariqueña. Conociendo de cerca a la agricultura regional en Azapa, decidió estudiar en Santiago, para luego volver a la región de Arica y Parinacota, donde se ha desempeñado principalmente en la extensión agrícola.

Su carrera en INIA comenzó en 2009 con servicios de apoyo, para luego, en 2011, ser contratada como ayudante de investigación para trabajar en la precordillera, en el valle de Codpa, donde conoció de cerca los trabajos de extensión y el quehacer de la institución, lo que la incentivó a continuar con sus estudios, obteniendo el grado académico de Magister en Agricultura sustentable bajo condiciones de estrés de la Universidad Arturo Prat.

Actualmente, con 12 años en INIA, está a cargo del CRI INIA Ururi, donde está comprometida a contribuir al desarrollo agropecuario de la macrozona norte. Allende, nos contó sobre los desafíos de ser mujer en el ámbito de la ciencia, los avances en cuanto a equidad de género y las brechas que aún existen.

¿Por qué decide dedicarse a la ciencia y ahora al extensionismo?

“Creo que no es algo que en algún momento se decida, sino más bien considero que una cosa lleva a la otra. A mí siempre me gustó trabajar con los agricultores y demostrarles cuando un manejo o una tecnología tiene mejor resultado que otra, esto se logra solamente con método científico para que sea creíble y esto es lo que hace INIA. Aun cuando no me considero científica, me satisface entregar resultados de colegas y que estos resultados sean incorporados para mejorar procesos y mantener la vida del campo”.

¿Cuál cree que es el aporte más importante que las mujeres le entregan a la agricultura, visto desde el punto de vista tanto de las usuarias como de las profesionales que están en el campo y en la ciencia?

“Uffff, soy testigo del esfuerzo que le ponen las mujeres al trabajo en la agricultura, compatibilizando roles para lograr obtener buenas cosechas, pero sin duda, el mayor aporte es el cariño que le ponen a todo lo que hacen. Si le preguntamos a las agricultoras o a las profesionales, la mayoría señalaría que más allá de la cosecha, buscan obtener alimentos saludables para la alimentación humana”.

¿Ha tenido alguna dificultad mayor por ser mujer en el campo en el que se desenvuelve?

“Nunca he considerado que por ser mujer se me hayan cerrado puertas o alguna dificultad mayor. Sí, he tenido experiencias de cosas pequeñas como no poder entrar al campo en ciertos periodos porque el cultivo podría decaer, pero son creencias que han ido quedando en el pasado y cada día se rompen más barreras”.

¿Cómo siente que ha ido avanzando la equidad de género en la ciencia y específicamente en el INIA?

 

“Siento que se ha avanzado mucho, en la actualidad INIA presenta una serie de herramientas que contribuyen a la equidad y que, si bien no se puede abordar todo de manera inmediata, situaciones como el acceso a disponer del financiamiento para sala cuna y en algunos CRI el acceso a salas de lactancia, entre otras medidas como la cultura LDA (Libre de Discriminación y Acoso), son el reflejo de que INIA lo tiene presente y está avanzando hacia una equidad”.

¿Siente que aún existen brechas de género en esta área? 

 

“Creo que entre todos hemos avanzado de manera importante para disminuir brechas y actualmente existe apoyo en distintas áreas para eso. No obstante, considero que aún podemos avanzar más hacia una completa equidad”.

¿Qué consejo le podría dar a las jóvenes que quisieran dedicarse a la ciencia? ¿Siente que puede ser una inspiración para ellas?

“Que lo vean como algo posible, que busquen apoyo para prepararse, aprovechen las oportunidades que se presentan, aunque conlleven sacrificios, y perseveren en sus sueños. Si puedo ser inspiración, quizá, imagino que para robustecer la confianza de aquellas jóvenes que quieren aportar al desarrollo de la agricultura sin dejar de lado la cercanía con la gente del campo”.

Acerca de INIA

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos en torno a 5 áreas estratégicas: Cambio Climático, Sustentabilidad, Alimentos del Futuro, Tecnologías Emergentes, y Extensión y Formación de Capacidades. Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la sociedad, generando una rentabilidad social que varía entre 15% y 25%, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.

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