Por Adriana Gruñeiro, directora general de Procycla (coejecutor Programa TT Green Foods).

Los devastadores incendios que consumieron parte de las comunas de Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y Limache, arrasando a su paso con la vida de más de un centenar de personas y destruyendo viviendas e incluso poblaciones enteras, han dejado también desolación en las áreas verdes de reservas naturales como el Lago Peñuelas y el icónico Jardín Botánico de Viña, lo que ha traído a la luz la importancia crítica de la gestión ambiental y el cuidado comunitario en la prevención y mitigación de desastres naturales.

El impacto ambiental de los incendios se ha sentido de cerca, para todos, incluyéndonos, pues actualmente trabajamos en un proyecto lineal de valorización de residuos orgánicos para generación de energía y biofertilizante en la comuna de Quilpué, bajo el marco del Programa TT Green Foods. Este trágico evento trajo consigo una reflexión que no solo subraya la fragilidad de nuestro entorno frente a las adversidades, sino también la potencial fortaleza que reside en la acción colectiva y la gestión local de los recursos naturales, especialmente en lo referente al manejo adecuado de residuos y al ejercicio de la conciencia medioambiental.

Los incendios nos recordaron dolorosamente lo que está en juego cuando fallamos en proteger y valorar nuestros recursos naturales y culturales. Es un llamado a recapacitar en cómo nuestras acciones y políticas pueden prevenir o exacerbar los impactos de tales desastres. En este sentido, la organización local enfocada en el cuidado y gestión ambiental emerge como una estrategia esencial para preservar nuestro patrimonio natural y fomentar una mayor resiliencia frente a eventos adversos.

Para avanzar hacia la recuperación, el gobernador de la Región de Valparaíso, Rodrigo Mundaca, presentó recientemente el plan «Unidos nos ponemos de pie» con el fin de contribuir a la recuperación del daño físico, social, ambiental y económico de las zonas urbanas, rurales, y áreas protegidas afectadas por el mega incendio. Resulta crucial que estas planificaciones no provengan sólo de autoridades, sino que cuenten con observaciones de la comunidad científica, las organizaciones no gubernamentales y los ciudadanos, enfocando los esfuerzos en la prevención de futuras catástrofes. Es una necesidad trabajar de manera coordinada en el desarrollo e implementación de planes de manejo ambiental que sean inclusivos, sostenibles y adaptados a las necesidades de cada comunidad.

La reconstrucción de los sectores afectados y la restauración de las reservas naturales, deben ser vistas no solo como una oportunidad para recuperar lo perdido, sino como un espacio para fortalecer la gestión ambiental a nivel local, asegurando un futuro más verde, resiliente y sostenible. La tragedia debe convertirse en un catalizador para el cambio, impulsando a las comunidades a adoptar un rol más activo en la protección del medioambiente y en la construcción de un legado de cuidado y respeto para las futuras generaciones.

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