De acuerdo a las cifras de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess), el consumo promedio por cliente es de 16,7 m3 por mes —al cierre de 2023—, lo que representa una caída de 30% respecto de los niveles de hace 25 años.

  • Las empresas de agua y saneamiento se vienen preparando hace años para enfrentar los efectos del cambio climático con inversiones oportunas y consistentes. Entre 2020 y 2040, se destinarán inversiones por más de US$ 2.378 millones entre para hacer frente al cambio climático.

Chile se encuentra entre los 10 países más vulnerables a los efectos de la crisis climática, puesto que cumple con siete de los nueve criterios establecidos en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Entre ellos, está la sequía propiciada por el descenso de lluvias y, por tanto, la reducción de caudales de ríos y el acceso al agua dulce. 

Así, Chile es uno de los países del mundo más afectados por la emergencia climática y lo demuestra los 14 años de sequía histórica. Frente a este escenario de cambio climático, las empresas de agua y saneamiento han venido desplegando una serie de proyectos y nueva infraestructura que han permitido que el suministro de las ciudades no haya registrado alteración alguna, pese a más de 14 años de profunda sequía y a fenómenos climáticos cada vez más extremos e intensos, como turbiedades en los ríos que abastecen a las ciudades, incendios, inundaciones y aluviones, a todos esos las empresas sanitarias deben hacer frente. 

De esta manera, en la década de 2010-2020, el 40% de las inversiones de la industria sanitaria fueron destinadas específicamente para la adaptación al cambio climático, destinando US$ 1.683 millones para ese fin, como ampliaciones y mejoras de plantas, nuevos sondajes, obras no convencionales, plantas de osmosis inversa para desalación y reservas para autonomía. En tanto, entre 2020 y 2040, se destinarán inversiones por más de US$ 2.378 millones entre para hacer frente al cambio climático.

En paralelo a ello, las ciudades han ratificado conductas de adaptación. Todo lo anterior se ha visto reflejado en una disminución de consumos. De acuerdo a las cifras de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess), el consumo promedio por cliente es de 16,7 m3 por mes —al cierre de 2023—, lo que representa una caída de 30% respecto de los niveles de hace 25 años. La realidad de grandes ciudades en regiones como Antofagasta, Valparaíso, Biobío y Metropolitana es una baja sostenida a lo largo del tiempo. En Santiago incluso con un shock importante en los últimos cinco años.

Lorena Schmitt, presidenta de Andess, comentó que “esta reducción en el consumo va de la mano de que tanto las personas como las empresas hoy tienen mayor conciencia ambiental, especialmente, en lo que tiene que ver con la escasez del agua y su impacto en la vida cotidiana. Ello, ha llevado a tomar medidas estructurales de adaptación y, a su vez, han disminuido sus consumos. Estas conductas se han asentado en la población y claramente con la profundización de los efectos del cambio climático, no volverán atrás”.

“Estado Consciente”

Hasta ahora, las cuidades del país no han enfrentado alteraciones en el suministro producto del cambio climático porque se ha destinado un intenso y continuo plan de inversiones y obras para evitar este impacto. Sin embargo, para avanzar de la mano de la profundidad que ha manifestado el cambio climático, es necesario continuar desplegando más infraestructura sanitaria para hacer frente a los próximos eventos y sobre todo adaptarnos al cambio climático.

“El reto de las sanitarias es brindar seguridad de abastecimiento a la población en un escenario de cambio climático, aun cuando no son los principales usuarios del agua y en condiciones climáticas tan adversas como las que hemos visto y que claramente irán profundizándose.  Dentro de la caja de herramientas para superar ese reto están además del llamado permanente al uso responsable, la eficiencia hídrica y la búsqueda de nuevas fuentes que permitan dejar de depender de las superficiales que han sido las más impactadas por la sequía”, agregó la presidenta ejecutiva de Andess.

Es importante entender que no existe una solución única. Los efectos en las regiones desérticas del norte son totalmente distintos a los de una zona central golpeada por la sequía y a los cambios en los patrones de precipitación que afectan a la zona sur. Por ello, la industria sanitaria trabaja de la mano con el Estado, a fin de ir ofreciendo soluciones específicas a cada realidad.

Desde Andess hacen un llamado siempre ha sido promover el consumo responsable del recurso, que adoptemos un cambio cultural. Recientemente, en conjunto al Ministerio de Obras Públicas y el Ministerio del Medio Ambiente, el gremio lanzó la campaña “Estado Consciente”, que tiene como objetivo instalar una mirada común acerca de la situación que vive Chile, como consecuencia del cambio climático, y generar conciencia sobre una realidad que obliga a las personas y las industrias a cambiar la forma de relacionarse con este recurso.

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