- La reciente declaración de zona saturada en la cuenca del río Maipo, publicada por el Ministerio del Medio Ambiente el 27 de agosto de 2024 (Núm. 43.935), destaca la crítica situación en la que se encuentran los cuerpos de agua en la región. Ocho contaminantes —Oxígeno Disuelto, Conductividad Eléctrica, pH, Cloruro, Sulfato, Nitrato, Ortofosfatos y Zinc Disuelto— han superado los límites establecidos por tres años consecutivos. Estos índices de contaminación son una llamada de atención sobre la necesidad urgente de la implementación de un Plan de Prevención y Descontaminación (PPDA) para recuperar la calidad del agua y los ecosistemas asociados, el cual se promete a futuro. Sin embargo, más allá de los contaminantes tradicionales, es imperativo dirigir la atención a un desafío menos visible pero igualmente preocupante: los contaminantes emergentes.
Los contaminantes emergentes, que incluyen productos farmacéuticos, pesticidas, microplásticos y otros compuestos químicos, están penetrando en las fuentes de agua de manera alarmante. Estas sustancias, son ignoradas en los sistemas de monitoreo y regulación actuales, y requieren una atención meticulosa debido a sus efectos potenciales en el ecosistema acuático y, por ende, en la salud humana.
La bioacumulación de estos microcontaminantes en la fauna acuática no solo atenta contra la biodiversidad, sino que también implica riesgos significativos para la cadena alimentaria y, en última instancia, para los seres humanos, pudiendo mencionar problemas de hipersexualización y resistencia a los antibióticos. Aunque han existido esfuerzos de monitoreo para los contaminantes emergentes en Chile, la realidad es que la información disponible sigue siendo escasa e irregular. Esta ausencia de datos subraya la urgencia de establecer un programa nacional de monitoreo constante y sistemático que permita comprender la magnitud de la problemática y sus impactos sobre la salud y el medio ambiente. Aprovechando que se monitorean diferentes puntos de la cuenca del Maipo, para la evaluación de los parámetros ya mencionados, se podría monitorear la también la presencia de contaminantes emergentes para futuras adaptaciones de la normativa chilena.
La crisis del agua no ha terminado, y es necesario tener alternativas de reúso seguro del agua. El reúso de aguas tratadas por ejemplo, no solo puede aliviar la presión sobre las fuentes de agua dulce, sino que también puede ser un aliado en la reducción de la contaminación de los cuerpos de agua. Pero si un agua de reúso posee antibióticos, microplásticos u hormonas, no garantiza que esa agua cumpla con los estándares que se busca en calidad para su reúso seguro. Además, conociendo qué tipos de microcontaminantes están presentes en las aguas tratadas y en los ríos en diferentes puntos geográficos y a lo largo del tiempo, permitirá generar políticas públicas de regulación, de salud, ambientales y mejoras en los procesos actuales de tratamiento de aguas residuales, como la implementación de procesos avanzados sustentables para asegurar que las aguas que se reúsan sean seguras y efectivas.
Equipo Prensa
Portal Agro Chile
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