Riqueza de macrohongos y Líquenes confirma la singularidad ecológica de Magallanes y la Región Subantártica de Chile

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  • Análisis liderado por la investigadora Laura Sánchez-Jardón compiló un total de 1.679 registros en un área que prácticamente carecía de inventarios públicos completos de estos organismos. Los resultados refuerzan la importancia de esta zona como un refugio de biodiversidad global.

Al menos 165 especies de macrohongos y más de 400 especies de líquenes alberga la región de Magallanes, un número bastante mayor de lo registrado en otras regiones del país, especialmente en el caso de los líquenes. Esto es parte de lo que revela una investigación recopilatoria liderada por Laura Sánchez Jardón, científica del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC) y de la Universidad de Magallanes. “Antes no sabíamos cuántas especies del reino Fungi se podrían encontrar en la región”, reconoce, y agrega que la diversidad documentada hasta ahora no representa necesariamente la riqueza fúngica de Magallanes, sino que podría ser aún mayor . El avance en el conocimiento de estas especies podría tener aplicaciones futuras en la conservación de la región y en posibles usos medicinales, alimentarios o culturales.

El análisis compiló un total de 1.679 registros en un área donde, hasta hace poco, era difícil acceder a la información contenida en inventarios completos de estos organismos en repositorios públicos, tanto para los científicos como para la sociedad en general. Este avance en la catalogación de especies refuerza la documentación en herbarios que sustentan la importancia de esta zona como un bastión de biodiversidad única en el mundo. “Con nuestros registros hemos encontrado más de 100 especies que no estaban contempladas en registros anteriores”, destaca.

El esfuerzo ha sido clave no solo para identificar nuevas especies biológicas, sino también para consolidar un conocimiento que ya existía en la literatura científica, pero estaba disperso y era de difícil acceso. La investigadora señala que recopilar y sistematizar datos previos ayuda a evitar la duplicación de esfuerzos en investigación: “Nuestro papel en el CHIC, como centro de excelencia, es reconocer el conocimiento existente, aportando nueva información para construir una línea base sólida, a la cual todos y todas podemos acceder y también contribuir a seguir expandiendo”.

En su trabajo, Sánchez-Jardón y sus colegas se enfocan en catalogar y describir la variedad de macrohongos, líquenes, macroalgas y briófitas en la región. Estos organismos, denominados en su conjunto criptógamas (es decir, organismos que carecen de flores o frutos), tienen una relevancia particular en los ecosistemas subantárticos debido a su historia evolutiva y su proximidad al continente antártico, siendo muchas especies endémicas del cono sur de Sudamérica. La investigadora recalca que estas especies prosperan en esta región debido a condiciones ambientales muy específicas, como la alta humedad y la conservación de los bosques, elementos que resultan esenciales para su supervivencia y proliferación. “Estos bosques son únicos en el planeta y felizmente aún presentan un excelente estado de conservación, en comparación con los de más al norte”, señala.

Las briófitas y los líquenes en particular dan forma a los llamados “bosques en miniatura” de la región y que destacan en áreas como el Parque Omora. “Los musgos y otras briófitas no tienen vasos conductores (xilema y floema), lo que significa que no pueden alcanzar un gran tamaño”, dice Sánchez-Jardón. Lo interesante es que en términos evolutivos son plantas más antiguas que las más grandes y, como ellas, siguen evolucionando.

Una de las metas del CHIC es contribuir al compromiso internacional de conservar la biodiversidad, algo que Sánchez-Jardón y su equipo han logrado publicando sus hallazgos en el Sistema Global de Información sobre Biodiversidad (Global Biodiversity Information Facility – GBIF). Esta acción responde al Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas, del cual Chile es parte, que insta a los países signatarios a compartir sus datos de biodiversidad de manera accesible. “Queremos facilitar el acceso a la información sobre estas especies tan importantes para Chile y el planeta, contribuyendo al compromiso internacional de acceso libre a los datos de biodiversidad,” explica.

La ecorregión subantártica de Magallanes, anteriormente poco representada en los informes de biodiversidad, ahora comienza a tener una mayor visibilidad gracias a esta investigación y su visualización en el Geoportal Ciencia Austral a través del enlace https://arcg.is/15L8CX1.

La región presenta una biodiversidad endémica con un alto valor de conservación, que ahora está mejor documentada y disponible para científicos y ciudadanos interesados en su preservación y estudio.

La científica también destaca el papel de la ciencia ciudadana en la recopilación de datos. “Muchos habitantes de la región ya están familiarizados con los hongos y briófitas; ellos pueden hacer observaciones valiosas en lugares a los que los científicos no pueden llegar regularmente», comenta. “Los investigadores solo pueden recolectar muestras durante breves períodos, mientras que los residentes locales pueden ayudar a monitorear la biodiversidad durante todo el año, enriqueciendo así la base de datos con sus avistamientos y conocimientos”.

Esta colaboración podría no solo generar nuevos conocimientos para los científicos y la población local sobre la importancia de estos ecosistemas nativos, sino también permitir que los residentes desempeñen un papel activo en su conservación. “Es importante mantener una comunicación constante entre científicos y sociedad para fomentar una conciencia colectiva de cuidado y valoración del medio ambiente”, resalta Sánchez-Jardón.

El estudio en terreno de macrohongos y líquenes en Magallanes conlleva desafíos logísticos, especialmente en zonas de difícil acceso y bajo condiciones climáticas cambiantes. Las investigaciones realizadas por el CHIC han involucrado expediciones a lugares remotos de la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos, como el Parque Nacional Yendegaia, donde el equipo ha trabajado semanas completas recolectando muestras y documentando especies. En estas áreas, la diversidad de líquenes y también briófitas es particularmente rica, sobre todo en Yendegaia, cercano a la Cordillera Darwin. Esta es un área casi intacta, con poca intervención humana, pero que pronto se verá fuertemente impactada por la culminación del camino que llegará al borde del canal Beagle desde el interior de Tierra del Fuego, facilitando el acceso vía transbordador a la ciudad de Puerto Williams.

TRABAJO DE CAMPO

La investigadora añade que, en particular para los hongos, existen periodos específicos, como primavera y otoño, en los cuales las condiciones de humedad permiten una mayor proliferación. El trabajo de campo en esas estaciones representan un gran desafío para los científicos por la presencia de nieve y temperaturas extremas.

Este trabajo en Magallanes marca un paso importante en la creación de un inventario de biodiversidad y herbario de criptógamas del extremo sur de Chile. Esta combinación de trabajo digital y herbarios de criptógamas ofrece un modelo de colecciones biológicas que podría implementarse en otras regiones del país. Ya sabemos que la biodiversidad de líquenes y briófitas en el Cabo de Hornos es significativamente mayor en el extremo sur, formando un “hotspot” de biodiversidad debido a la extensión y conservación de los bosques nativos subantárticos.

Sánchez-Jardón recalca que la importancia de conservar esta biodiversidad en miniatura de la ecorregión subantártica de Magallanes es enorme, ya que estos organismos son únicos en el mundo y su conservación es crucial para preservar la salud de los ecosistemas y, por ende, la de las personas. La catalogación precisa y accesible de especies subantárticas no solo interesa a los científicos sino que también proporciona la base para desarrollar investigación futura para el uso sostenible de estos recursos, desde la gastronomía hasta los posibles beneficios medicinales o industriales de ciertas especies. Sin embargo, como recalca la investigadora, esto debe hacerse con cautela y responsabilidad dado que es importante resguardar los derechos de las comunidades locales sobre los recursos genéticos.. Queda todavía mucho por descubrir.

Ricardo Rozzi, presidente del CHIC, subraya que los nuevos registros y catálogo de líquenes y macrohongos proporcionan nueva evidencia empírica sobre el “hotspot” o “punto caliente” de biodiversidad que Chile protege a nivel mundial en la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos: “Los estudios florísticos liderados por la Dra. Sánchez-Jardón consolidan una larga y fructífera colaboración entre investigadores españoles y chilenos de la Universidad de Magallanes, que en el caso de Laura se ha potenciado por su decisión de quedarse a vivir en Chile. Junto a otros investigadores del CHIC y la UMAG, ella ha inaugurado un nuevo catálogo y herbario sobre la micobiota liquénica de la Región de Magallanes y Antártica Chilena que incluye información sobre hábitat, localidades de colecta, distribución en Chile, distribución global y números de las colectas. Esto es especialmente relevante, puesto que los ecosistemas subpolares del hemisferio sur han sido mucho menos estudiados que los ecosistemas subpolares del hemisferio norte. Estos nuevos registros permiten comparaciones sobre la ecología y vulnerabilidad de la flora subantártica con sus floras homólogas del hemisferio norte”.

En síntesis, la información de base generada por el nuevo Centro de Excelencia Científico y Tecnológico CHIC ubicado en un área tan remota como el Cabo de Hornos, consolida el apoyo logístico y científico que nuestra nación ofrece al mundo con la implementación de colecciones biológicas de clase mundial en Puerto Williams, ciudad capital de la comuna de Cabo de Hornos y de la Provincia Antártica Chilena. Rozzi concluye que “a nivel país, podemos decir que Chile se destaca ahora por su ciencia en sus dos zonas extremas: en el extremo norte con telescopios y observatorios que posibilitan descubrimientos astronómicos en el macrocosmos, y en el extremo sur con lupas (físicas y metafóricas) que posibilitan descubrimientos sobre el microcosmos formado por esta pequeña flora única que caracteriza a los archipiélagos más australes de América.” (Por Richard García, Comunicaciones Llambías)

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