Aunque la temporada comenzó con un caudal medio diario de 70 metros cúbicos por segundo, lo que marca un inicio más temprano en relación con 2023, la cifra está un 30% por debajo de los niveles registrados en la misma fecha del año anterior.

San Carlos, viernes 27 de diciembre 2024.- El pasado 12 de diciembre, el directorio de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble (JVRÑ) declaró escasez hídrica y dio inicio al Período de Distribución Extraordinaria, comenzando el 19 de diciembre. Esta medida busca garantizar una gestión eficiente del recurso en medio de una sequía prolongada que afecta a la región.

A diferencia del año pasado, la disponibilidad de agua en 2024 es menor. Aunque la temporada comenzó con un caudal medio diario de 70 metros cúbicos por segundo, lo que marca un inicio más temprano en relación con 2023, la cifra está un 30% por debajo de los niveles registrados en la misma fecha del año anterior. «A pesar de haber iniciado la temporada con una buena disponibilidad, actualmente nos enfrentamos a una realidad que sigue siendo crítica», explicó Daniela Durán, Repartidora General del Río Ñuble.

A esta situación se suma un déficit significativo en la acumulación de nieve, esencial para el abastecimiento hídrico de la región, ya que la disponibilidad de nieve es un 37% menor en comparación con la misma fecha en 2023. Este fenómeno climático, característico de los ríos con régimen nivopluvial (nieve y lluvia) como el Río Ñuble, genera una drástica disminución del caudal durante los meses estivales debido al derretimiento de la nieve en la cordillera. Esto resulta especialmente problemático para la agricultura regional, que depende de un caudal relativamente constante para el riego de cultivos. Durante el verano, la reducción del caudal es inevitable, y con la sequía prolongada, la situación se complica aún más, lo que hace necesario que los regantes ajusten sus riegos para hacer frente a la escasez de agua.

Si bien los agricultores han mejorado la eficiencia de sus sistemas de riego mediante la incorporación de nuevas tecnologías y automatización en las bocatomas, estos esfuerzos no son suficientes para enfrentar la magnitud de la crisis hídrica. La necesidad de una obra de regulación, como el embalse Nueva La Punilla, es más urgente que nunca. Esta infraestructura permitiría almacenar agua en invierno, cuando los caudales son más altos, para distribuirla de manera controlada durante el verano, cuando los caudales disminuyen drásticamente.

«Los agricultores de Ñuble llevan décadas enfrentando la sequía, adaptándose e innovando en sus métodos. Sin embargo, estos esfuerzos no son suficientes. Necesitamos una solución estructural, como el embalse Nueva La Punilla, para mitigar los efectos de las fluctuaciones de los caudales y asegurar el abastecimiento para la agricultura, que es la principal actividad socioeconómica de la región», señaló Fernando Rueda, presidente de la Junta de Vigilancia.

La organización continuará con el monitoreo constante del caudal de los ríos y gestionando la distribución de agua de manera eficiente. Sin embargo, la situación de sequía en Ñuble no solo impacta al río y a los recursos hídricos, sino que tiene consecuencias para la región. La falta de agua amenaza los cultivos, poniendo en riesgo la producción de alimentos y profundizando la crisis económica que enfrentan muchas familias que dependen del sector agrícola para su sustento. Esta escasez de agua representa un desafío crítico para la región, que exige una respuesta coordinada entre las autoridades, los regantes y la comunidad en general. Solo con esfuerzos conjuntos se podrá mitigar los efectos de la sequía y asegurar un futuro más sostenible para todos los habitantes de Ñuble.

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Equipo Prensa
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