En encuentro internacional especialistas compartieron experiencias sobre prácticas sustentables implementadas en distintos países, incluyendo Chile, que explora innovaciones para reducir la demanda de agua y la emisión de gases de efecto invernadero del cultivo.
“El encuentro facilitó una actualización sobre las prácticas sostenibles en arroz y el grado de alineación de Chile con estas tendencias” sostuvo la investigadora y encargada del programa de mejoramiento genético de arroz de INIA, Karla Cordero, durante el desarrollo del encuentro internacional que agrupó a un centenar de asistentes, entre investigadores, representantes de la industria y agricultores. La especialista explicó que “en Chile hemos explorado metodologías innovadoras para disminuir el uso de agua de riego y minimizar las emisiones de metano, mediante la eliminación de la inundación tradicional y la implementación de riego eficiente o goteo subterráneo”.
Durante el “Encuentro Internacional para la Producción de Arroz Sostenible y Baja en Emisiones de Metano en Latinoamérica”, organizado por INIA Quilamapu, y al que asistieron una treintena de investigadores de Argentina, Brasil, Ecuador, Panamá y Uruguay, se analizaron las prácticas sustentables implementadas en diferentes países de la región, todas centradas en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y optimizar la eficiencia hídrica en la producción de arroz.
Diversidad de enfoques
El evento permitió contrastar los distintos modelos productivos adoptados en Latinoamérica. Brasil, por ejemplo, mayor productor regional con 1,5 millones de hectáreas (Chile solo llega a las 25 mil), apuesta por estrategias de rotación y monitoreo de emisiones, mientras que Ecuador ha comenzado a aplicar el Sistema de Intensificación del Arroz (SRI) que establece el riego y menor uso de semillas y fertilizantes. Uruguay, por su parte, ha desarrollado un modelo sustentable basado en grandes extensiones con rotación de cultivos e inclusión de ganado.
Argentina, con un sistema altamente preciso y rentable, enfrenta mayores desafíos para la adopción de nuevas prácticas, mientras que Panamá ha logrado avances significativos en la expansión del Sistema de Intensificación y Conservación del Arroz (SICA) entre pequeños agricultores.
El arroz chileno en el escenario internacional
El Encuentro Internacional también permitió destacar la particularidad del arroz chileno, reconocido por ser el más austral del mundo. Al respecto, la investigadora de INIA Quilamapu, Karla Cordero, explicó que a diferencia de la mayoría de los países de la región, que producen el arroz Índica (grano largo delgado) como un commodity, Chile se especializa en el arroz Japónica (grano largo ancho), un producto de nicho con características culinarias diferenciadas, que es consumido solo entre el 10 y 15 % de la población mundial.
Durante los últimos años, la especialista detalló que el programa de mejoramiento genético de arroz que lidera, ha puesto uno de sus énfasis en el desarrollo del “arroz climáticamente inteligente” sistema que tiene como uno de sus aspectos clave, la incorporación de rotaciones de cultivos, para mejorar la productividad y sostenibilidad. Indicó que en Linares, algunos productores arroceros han iniciado rotaciones con hortalizas, con muy buenos resultados. En otro aspecto relevante, enfatizó que con esta nueva práctica ya no es necesario tener suelos arcillosos para retener el agua, lo que posibilita utilizar otros suelos.
Karla Cordero sostuvo que esta innovación podría permitir que el arroz se cultive más al sur, “hasta Temuco y así incorporarlo en las rotaciones de los demás cereales, o también retomar superficies perdidas que antiguamente fueron arroceras y que hoy en día están con maíz, con viñas y que a lo mejor tienen márgenes más estrechos que los que podrían tener los agricultores con el arroz”.
Hacia una producción más sostenible
Desde 2020, Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) han desarrollado parcelas de validación con productores para evaluar los beneficios del SRI y otras técnicas sostenibles. Actualmente, existen escalas productivas de una o dos hectáreas, con un protocolo que demuestra la viabilidad de obtener altos rendimientos sin recurrir a la inundación.
La investigadora de INIA resaltó que lejos de afectar la calidad, este sistema ha demostrado mejoras en la textura y el sabor del arroz, al permitir un secado más controlado y una mejor adaptación a condiciones de menor uso de agua. Finalmente, Karla Cordero dijo que la discusión generada en el encuentro internacional reforzó la importancia de compartir conocimientos y estrategias para avanzar en la sostenibilidad del cultivo de arroz en toda Latinoamérica.