- En el marco del proyecto Narrar la TEJ, impulsado por la Alianza Potencia Energética Latam, se presenta el reportaje «El desierto florido en riesgo por la contaminación en el valle del Huasco», una investigación periodística que profundiza en los desafíos ambientales y sociales que enfrenta este territorio único en Chile.
A través de testimonios de habitantes locales, activistas, expertos y datos científicos, el reportaje realizado por Sebastián Andrés Moreno Triviño y con fotografías de Cristian Andrés Rojas Alfaro, da cuenta de la complicada etapa en la que se encuentra el valle del norte chileno.
Ubicado en la región de Atacama, el valle de Huasco es un oasis de biodiversidad en el desierto más árido del mundo, conocido por el fenómeno del desierto florido, donde especies endémicas y paisajes únicos emergen tras las lluvias. Sin embargo, décadas de industrialización, contaminación y la falta de políticas ambientales efectivas han puesto en peligro este frágil ecosistema.
El reportaje revela el impacto acumulativo de la minería y las termoeléctricas en la salud de las comunidades y en especies endémicas como las cactáceas Eriosyce napina y Copiapoa dealbata, así como los altos niveles de metales pesados en el suelo y el aire, vinculados a enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares en la población. Además, destaca la lucha de organizaciones locales por preservar su patrimonio natural frente a proyectos extractivos y una transición energética mal planificada, subrayando la urgencia de fortalecer la educación ambiental y las políticas públicas para proteger este territorio.
«Si de verdad queremos energías renovables para nuestros territorios, está en el suelo, en la vida. Imagínense la gran cantidad de medicina que existe en el desierto de Atacama que ni siquiera ha sido estudiada» explica Alicia Tapia Pizarro, artesana y defensora del valle del Huasco.
En el reportaje, Soledad Fuentealba, activista socioambiental de Huasco, señala que «La dificultad está en la legislación medioambiental, que en el fondo más que proteger a las comunidades o proteger la salud de la gente, es proteger a las empresas, proteger a la industria, proteger a la minería, porque toda la legislación está enfocada en que nosotros no podamos pelear contra eso… va generando también un cansancio, una impotencia, que nadie se hace cargo y no se responde, no se responde nada más.”
El impacto ambiental no se limita a la contaminación del aire y del suelo. La expansión de actividades mineras y energéticas ha llevado a la destrucción significativa de hábitats naturales, afectando directamente a la flora y fauna del valle.
En este sentido, Jorge Godoy Fritis, guardaparque del Parque Nacional Llanos de Challe y fotógrafo naturalista, también describe la situación en la investigación periodística: «Recorrer cualquier cerro aledaño a Huasco es encontrarse con polvillo negro. Especies como Eriosyce napina y Eriosyce crispa (cactáceas en peligro de extinción) están inmersas dentro de un polvillo que inclusive es capaz de modificar su color».
Foto: Torre de alta tensión. Imagen: Cristián Rojas
Narrar la TEJ es una iniciativa que busca visibilizar las tensiones entre el desarrollo energético y la justicia socioambiental en América Latina, amplificando las voces de las comunidades afectadas. Este reportaje es un llamado a la reflexión y a la acción global: la protección del Huasco y su desierto florido no solo es un derecho de sus habitantes, sino un compromiso con la biodiversidad y las generaciones futuras.
Sobre la Alianza Potencia Energética Latinoamérica
Esta alianza –co-fundada por las organizaciones, Fondo Emerger, Transforma, Artyc, Periodistas por el Planeta y Movilizatorio– se articula bajo un modelo de colaboración financiado filantrópicamente y tiene como objetivo central promover un futuro energético inclusivo, equitativo, ético y respetuoso con las comunidades y el medio ambiente.
Actualmente, el trabajo de la Alianza se centra en Chile, Brasil y Colombia como primeros modelos de un cambio más amplio que impactará a toda la región latinoamericana. En este trabajo, la co-construcción es clave y es por esto que las comunidades locales son parte activa de la transición energética. En este sentido, se trabaja directamente con organizaciones de base, gobiernos locales y comunidades científicas, artísticas y educativas, movilizando esfuerzos para asegurar que esta transición sea justa, respetuosa y beneficiosa con las comunidades, el medio ambiente, los ecosistemas y las economías de los países latinoamericanos.
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