• En un contexto de crisis climática y escasez hídrica, la Región de Ñuble apuesta por la innovación con un proyecto agrofotovoltaico pionero en Sudamérica. Este sistema combina la generación de energía solar con la fruticultura, optimizando la eficiencia del uso de suelo y reduciendo el consumo de agua.
  • Los primeros resultados en cerezos muestran mejoras en el rendimiento de fruta, tasas de crecimiento de brotes, área foliar, contenido de clorofila, lo que refuerza el potencial de esta tecnología para transformar la agricultura del futuro.

En un contexto de cambios climáticos que afectan al sector agrícola en distintos puntos del planeta, un innovador proyecto agrofotovoltaico, se ha transformado en una iniciativa que está entregando una respuesta a este desafío. Su objetivo es mejorar la eficiencia del uso del suelo y promover la sustentabilidad en la agricultura. Para los investigadores del proyecto, ubicado en la comuna de Pinto, “es un trabajo que une las políticas públicas, la investigación, desarrollo e innovación”. 

Los paneles agrofotovoltaicos (APV) es una iniciativa impulsada por la Universidad Adventista de Chile (UNACH), organización que ha implementado los paneles fotovoltaicos en huertos frutales; la Asociación de Agricultores de Ñuble; el Gobierno Regional de Ñuble (quien apoya el proyecto) y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile (INIA), entidad encargada de investigar su validación técnica, fisiológica y productiva en el cerezo y frutilla. 

“Este proyecto promete transformar la manera en que se producen los cultivos frutales, combinando la generación de energía solar con la fruticultura. Este esfuerzo, inédito en Chile, busca no solo reducir los costos de producción y optimizar el uso del agua, sino también ofrecer una nueva fuente de ingresos para los agricultores”, explicó Jorge Retamal Salgado, investigador de INIA Quilamapu y quien lidera la investigación ecofisiología. 

Carlos González, presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, destacó la importancia de la iniciativa desarrollada en Chile, clasificándola como un programa pionero que podría marcar un antes y un después en la agricultura. «Si logramos generar energía limpia con estos paneles sobre los cultivos no solo reducimos costos sino que también protegemos los cultivos de lluvias y granizos, lo que es clave en la producción frutícola», explicó.

Paneles APV: Una Solución doble para Chile y resultados
¿Por qué se eligió la Región de Ñuble para implementar este proyecto? Por dos razones: la primera es por déficit hídrico; se estima que un 66% de su territorio, según diversas investigaciones, enfrenta este problema. En segundo lugar, en los últimos 10 años más de 50 mil hectáreas de su suelo agrícola han sido cambiadas en su uso. 

Los estudios iniciales en cerezos han revelado datos prometedores. Por ejemplo, bajo los paneles APV se detectó que la transmisión de luz fotosintéticamente activa (PAR), está sobre un 60%, lo cual es suficiente para que esta especie realice fotosíntesis, logre alcanzar su punto de saturación lumínica para ello y reducir los golpes de sol en hojas y frutos.

También se comprobó que la presencia de los paneles han reducido la evaporación de la planta generando mayor disponibilidad de humedad en el suelo de hasta un 30% en el cultivo bajo APV, “lo que resulta fundamental en zonas con recursos hídricos limitados como la Región de Ñuble”, explicó Retamal. 

Además, se ha demostrado que bajo los paneles APV, los frutos del cerezo presentaron una notable mejora en la calidad y un incremento en los niveles de azúcar en los frutos lo que mejora su dulzura y atractivo para el mercado. Sin embargo, Retamal, explicó que los resultados son preliminares y por lo tanto, es importante seguir evaluando durante las siguientes temporadas.

“Esta tecnología no solo produce energía renovable, sino que además protege los cultivos del impacto directo del sol, mejorando la calidad de los frutos y optimizando recursos clave como el agua”, señaló el investigador Jorge Retamal.

“Este modelo de paneles es la solución porque combina ambas funciones: producción de alimentos y generación de energía», complementa el presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, Carlos González. 

Mayor eficiencia
Los beneficios se traducen en aprovechar el mismo terreno tanto para la producción agrícola como para la generación de energía, aumentando la eficiencia en el uso del suelo a más del 150%, según los resultados preliminares del proyecto en curso. 

“Los paneles disminuyen la temperatura ambiental y la evaporación del agua, lo que aumenta la disponibilidad de agua para los cultivos en más de un 20%, mejorando la eficiencia del riego. También, los APV actúan como una barrera protectora contra las inclemencias del tiempo (lluvia, calor y granizo) lo que ayuda a reducir pérdidas directas de frutos y flores, además de reducir el estrés en las plantas por exceso de radiación y calor, lo cual mejora en general la salud de la planta. Al ser la cobertura de los techos de paneles de vidrio, y no de plástico, evitan la liberación de microplásticos al medio ambiente, lo que es un gran avance hacia prácticas agrícolas más sostenibles y menos contaminantes no solo hacia el medio ambiente, sino que también sobre la cadena alimentaria”, dijo Retamal.

“El agrivoltaísmo en Chile, integrado con la tecnología de PowerfulTree, puede revolucionar la producción de cerezas al combinar la agricultura y la generación de energía solar. Esta práctica consiste en la instalación de paneles solares en los cultivos, lo que permite aprovechar el espacio aéreo sin comprometer la producción. La sombra generada por los paneles puede mejorar el microclima de las plantas, favoreciendo el crecimiento de las cerezas y reduciendo el estrés hídrico”, explicó Álvaro Soler, CEO de PowerfulTree. 

Agregó que “la energía generada puede ser utilizada para abastecer las plantas de procesamiento, eficientizando los costos operativos y minimizando la huella de carbono. Al implementar esta sinergia de cultivos y energía renovable, se impulsa no solo la sostenibilidad, sino que también se potencia la competitividad de la industria cerecera en el mercado global”. 

Comparación con Sistemas Tradicionales
En el contexto previamente explicado, es importante señalar que a diferencia de los sistemas fotovoltaicos convencionales son un sistema continuo y no permite cultivos bajo los paneles (no deja pasar la luz directa o fotosintéticamente activa). En cambio, la tecnología implementada en este proyecto resuelve en parte el problema de la competencia por el uso del suelo. “Mientras que los sistemas tradicionales priorizan exclusivamente la generación de electricidad, esta innovación logra equilibrar la producción agrícola con la energética, beneficiando a ambas áreas”, destaca Carlos González. 

Retamal estimó que esta tecnología se expandirá a otros frutales con un punto de saturación lumínica cercanos a 1000 µmol m-2 s-1, como el manzano, arándano, frambuesa, y posiblemente el avellano europeo. 

Además, plantea que en sus futuras investigaciones los paneles fotovoltaicos semitransparentes deben perfeccionarse para solucionar problemáticas observadas en su estudio, como el bajo color de la fruta de cereza al momento de la cosecha. 

“La meta es utilizar paneles transparentes, con células solares espectralmente selectivas que sean altamente transparentes a las longitudes de onda de entre los 400 y 700 micromoles (rango de longitud de onda que es fotosintéticamente activa para la planta), y que utilicen la luz ultravioleta y/o infrarroja para generar electricidad (rango de luz que en exceso pueden ser perjudiciales para las plantas y/o no fundamentales para la fotosíntesis)”, recalcó el investigador. 

Esta implementación de tecnología de punta solo se podría lograr con trabajo en colaboración con instituciones internacionales como Fraunhofer-Gesellschaft Institute, quienes lideran su desarrollo, explicó el investigador. 

Para Retamal, aunque la tecnología de los paneles APV es más costosa que los paneles tradicionales (entre un 30% y 40% más), se hace necesario desarrollar cristales más eficientes, duraderos y económicos que permitan ampliar la implementación de esta tecnología a más huertos frutales en Chile, ya que los beneficios económicos de APV se traducen en ahorros de energía y en la posibilidad de generar ingresos adicionales al vender el exceso de energía a la red central eléctrica de Chile. A largo plazo, la idea es que el costo de esta tecnología se reduzca a medida que más empresas entren en el mercado y se validen estos paneles.

«Hace falta mayor discusión sobre este tipo de iniciativas. Si se amplían los subsidios, podríamos triplicar la producción de energía limpia en el sector agrícola y reducir significativamente los costos de producción», concluyó Carlos González. 

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Equipo Prensa
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