Es un rescate en tradición y frutos endémicos. El proyecto apoyado por FIA y el gobierno regional busca visibilizar el patrimonio de la región de Aysén, y es por ello que el nombre de este espumante ha sido escogido de forma muy simbólica, el cual espera hacer honor a la familia aysenina que comenzó esta historia hace casi un siglo atrás.
Coyhaique, 16 de marzo de 2017.- Konkashken es un nombre en tehuelche que significa “Valle del Río”, lo que, sin duda, llena de significado al recientemente lanzado espumante de grosella bautizado con aquel nombre. Su historia se remonta a 1923, a las orillas del río Huemules, cuando Carlos Sáez Oñate y su esposa Felicinda Roa Sánchez comenzaron a preparar chicha de grosella. Con ello, la receta se volvió una herencia familiar y hoy su hija, Palmenia Sáez Roa, se ha encargado de materializar y difundir esta tradición, con la misión que llegue a un nivel comercial, formando la cooperativa Patagónica de Agroturismo Saltos del Huemules.
El espumante Konkashken es un proyecto que además es apoyado por la Fundación para la Innovación Agraria, FIA, junto al Gobierno Regional a través del fondo de innovación para la competitividad regional FIC-R. Si bien hace un año atrás se había realizado una degustación, en esta ocasión se presentó la marca más su diseño, y las dos variedades de este brebaje en versión brut –grosella verde– y rosé brut –grosella roja–.
El lanzamiento se llevó a cabo en el centro de eventos Haciendo Patagonia y contó con la presencia de autoridades regionales de Corfo, Indap y del seremi de Agricultura Horacio Velásquez.
De color amarillo oro con matiz dorado, nariz compleja, aromas cítricos combinadas con sutiles notas a grosella madura”, son las bondades que ofrece la variedad brut; mientras que en grosella roja se dice que es, “de color cobrizo brillante, con burbujas firmes y persistentes. Complejos aromas principalmente frutos con delicadas notas florales”.
“Son dos tipos de rescate, el rescate de una tradición y el propio rescate de un fruto endémico de la región. Con esta iniciativa sentimos que estamos aportando a la región en ver nuestros propios productos de otra manera y que permitan acercarse de otra forma al consumidor”, explicó Franco Uribe, presidente de aquella cooperativa y nieto de Palmenia.
“Desde FIA siempre ha sido importante apoyar a la agricultura familiar campesina y a los productores que rescatan, por medio de la innovación, productos endémicos”, sostuvo Fernando Arancibia, ejecutivo de innovación agraria de FIA y supervisor del proyecto, agregando que, “sin duda que este es un ejemplo de tradición y patrimonio, donde se entregará la posibilidad de generar una vitrina comercial con sus productos”.
En este caso el espumante de grosella es elaborado con método champenoise –estilo espumoso perteneciente a la región francesa- con tiempo de crianza en botella de nueve meses.
“Como ministerio de Agricultura estamos muy contentos de poder financiar proyectos que van en rescate de la tradición familiar y cultura de la región, y también del patrimonio agroalimentario. Este proyecto cumple con ambos objetivos, destacando a un producto muy presente en nuestra región como lo es la grosella, por medio del trabajo asociativo de esta cooperativa”, sostuvo el seremi de la región de Aysén, Horacio Velásquez.

La grosella

La grosella por décadas ha sido un fruto perteneciente a un arbusto espinoso que crece desde la región de Los Ríos al sur de Chile, especie que además fue introducida en estas zonas hace poco más de un siglo. Sus hojas puntudas en forma de corazón contienen compuestos cianogenéticos, lo que hace que hace difícil que sus bayas sean dulces, pero que ha llevado a consumirla para efectos medicinales para mejorar la digestión y respiración, e incluso para tratamientos del cáncer
Sin embargo, existen distintas variedades de la grosella en versión blanca, roja, amarilla y verde, y su forma ovalada y su sabor agridulce han hecho posible realizar elaboraciones de mermelada, jugos, conservas y chicha.
En el caso del espumante Konkashken, se han mantenido ciertas características respecto a su sabor agridulce, por lo que, según explicó la agrónoma Magdalena Mansilla, quien ha coordinado este proyecto, “ambas versiones del brebaje ofrecen en boca un buen volumen, con gusto a frutos cítricos y que sentirán que está marcado por una agradable acidez que aporta frescor a la degustación”.
Konkashken espera rendir honor al nacimiento de este producto, como también hacer referencia al ecosistema en donde se encuentran las plantas ancestrales de grosella, introducidas en la Patagonia en el sector Cerro Galera, por la familia Sáez Roa.
 

 
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Equipo Prensa
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