Ignacio Fuentes Académico investigador de la Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía Universidad de Las Américas
¿Cabe alguna duda de que el cambio climático se ha convertido en uno de los principales desafíos de nuestra época? Sus consecuencias afectan tanto a la sociedad como a los ecosistemas. No es solo que el aumento en las concentraciones de gases de efecto invernadero, producto del uso de combustibles fósiles, conlleve un incremento de las temperaturas, sino que sus efectos se manifiestan de diversas maneras.
El océano absorbe una parte significativa del calor generado por el cambio climático y del dióxido de carbono emitido a la atmósfera. Esto provoca un aumento de la temperatura, la acidificación de los océanos y procesos de desoxigenación, afectando a los organismos que habitan en ellos.
El aumento de las temperaturas atmosféricas y oceánicas genera el derretimiento de las masas de hielo. Como resultado, los glaciares retroceden, elevando el nivel del mar e inundando sectores costeros de baja elevación. Además, altera las corrientes oceánicas debido a modificaciones en los gradientes termo-hialinos que las regulan. Esto, que podría parecer nimio, tiene repercusiones devastadoras sobre el clima, como lo demuestran los cambios en la circulación de vuelco meridional del Atlántico (Atlantic meridional overturning circulation – AMOC) y sus proyecciones.
En cuanto a los desastres naturales que afectan a la población y la infraestructura, la variabilidad climática tiende a aumentar y el ciclo hídrico se acelera frente a la crisis medioambiental, así eventos como sequías, inundaciones y olas de calor incrementan en frecuencia, duración y magnitud. Estos factores también contribuyen a la mayor incidencia de mega-incendios, los cuales han crecido en periodicidad y extensión en las últimas décadas.
Adicionalmente, la biodiversidad está seriamente amenazada por todos los cambios mencionados. La tasa actual de extinción de especies es comparable a las registradas durante los grandes eventos de extinción del pasado, causadas por cambios rápidos que impactaron al planeta y que hoy se repiten.
Ante estas consecuencias, es necesario cuestionar la eficacia de los pactos globales adoptados. Recordemos que el Acuerdo de París de 2015 busca limitar el incremento de las temperaturas desde niveles preindustriales a 2° C. Sin embargo, estas han aumentado progresivamente y nos encontramos muy cerca de alcanzar un incremento de 1.5° C, sin indicios de inflexión. Asimismo, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen la misma tendencia, lejos de estabilizarse se han acrecentado.
En el marco de la conmemoración de un nuevo Día Internacional contra el Cambio Climático, es necesario redoblar los esfuerzos individuales y mancomunados para concientizar sobre el problema, pues nos encontramos ad-portas de una emergencia climática.
Equipo Prensa
Portal Agro Chile