• Hace casi 30 años INIA comenzó las primeras pruebas y ensayos con frutales en la cuenca del Lago General Carrera, específicamente, en Chile Chico. La iniciativa ha logrado consolidarse, mediante una estrecha articulación entre investigación, producción y comercialización.

Cinco son las variedades de cerezas que se cosechan en Chile Chico para su comercialización en el país y el extranjero, luego de tres décadas desde que el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, a través del Centro Regional INIA Tamel Aike, propiciara el establecimiento de huertos frutales en esta comuna de la cuenca del lago General Carrera.

“En ese momento, el Ministerio de Agricultura buscaba diversificar la actividad silvoagropecuaria regional, que mayoritariamente estaba centrada en la ganadería y horticultura. Por ello, en 1995 INIA Tamel Aike comenzó la evaluación del rubro frutícola en la zona, transformándose en una interesante apuesta regional”, destaca la directora Camila Reyes Santolalla.

“Los resultados preliminares indicaron que había dos especies de gran interés desde el punto de vista técnico y comercial: el damasco y el cerezo”, recuerda el Ingeniero Agrónomo de INIA Tamel Aike, Diego Arribillaga García.

“Debido a la época de cosecha (enero) –agregó-, la localidad era el único oferente de fruta fresca. Esto llevó a que, en 1998, con el apoyo de un proyecto del Gobierno Regional, se establecieran las primeras 40 hectáreas comerciales de cerezos, en manos de pequeños productores de la localidad de Bahía Jara, Chile Chico y Puerto Ingeniero Ibáñez”.

En la actualidad, la región cuenta con 244, hectáreas dedicadas a la producción de cerezas (INE 2022) en el valle de Chile Chico, reflejando el  interés en el rubro frutícola de la región.

Esteban Milovic, de Agrícola Chile Chico Cherry Limitada, es uno de los empresarios que apostó por este sector. Odontólogo de profesión, Milovic se motivó en este proyecto familiar a comienzos del año 2000, impulsado por el conocimiento del trabajo desarrollado por INIA. Comenta que se dieron cuenta de la ventaja comparativa que tenían con la zona central, ya que su cosecha de cerezas era significativamente más tardía, lo que les permitió ingresar al mercado internacional en un momento de escasa producción en otras regiones.

«Llegábamos con el producto en un momento clave para Europa y Estados Unidos, los principales mercados de ese entonces. En conjunto con INIA trazamos una estrategia colaborativa, formamos un Grupo de Transferencia Tecnológica (GTT) con pequeños productores que recibían apoyo del Estado, y nosotros, también pequeños por superficie, formamos una alianza para canalizar nuestra fruta y llevarla a Europa”, comenta Milovic.

Desde 2007, Javier Cereceda de Agrícola Austral Cherry, en el sector Bahía Jara, ha seguido un camino similar. Inició las plantaciones en 2011 y consolidó su producción en 2015 con variedades como Kordia-Regina, Sweetheart y Lapins. Cereceda destaca el aporte de la investigación desarrollada por INIA, que allanó el camino para su empresa.

Cerezas en Chile Chico: investigación, producción y comercialización que da frutos
Cerezas, variedad Kordia-Regina

“Hacer agricultura en la Patagonia no es fácil,  hacer fruticultura aún más difícil, y vemos con  muy buenos ojos y creemos que  ha hecho un buen trabajo en el desarrollo de ideas de negocio que nos permiten avanzar y encontrar nuevas posibilidades para productos en esta zona”, concluye Cereceda.

Diferenciación y mejoras tecnológicas productivas para avanzar

Chile se ha consolidado como el principal exportador mundial de cerezas, con proyecciones de comercializar en el exterior 131.587.007 cajas para la campaña 2024-2025, según el Comité de Cerezas de Frutas de Chile. Esto representa un incremento cercano al 59% respecto a la temporada anterior.

En este contexto, el desafío para la producción regional radica en destacar en el mercado internacional a través de la calidad, ya que la producción tardía ha dejado de ser un factor diferenciador.

Como señala Diego Arribillaga «entre 2002 y 2003, a través de un proyecto financiado por FIA, INIA introdujo por primera vez la variedad Kordia. Esta dio excelentes resultados, con un muy buen calibre, y hoy en día se ha posicionado en el mercado. INIA se encargó de la parte técnica, demostrando que esta variedad y su portainjerto funcionan bastante bien. El resto fue el impulso paulatino de las empresas frutícolas».

Javier Cereceda coincide en la importancia de “genera una ventaja competitiva, porque el mercado la prefiere, sea temprana, de media estación o tardía. Producir Kordia en el valle central de Chile es más difícil debido a la cantidad de frío durante el invierno, menor al requerimiento que tiene la variedad. Aquí, en cambio, se puede producir como variedad principal, lo que nos da la oportunidad de ofrecer al mercado una cereza que exige, quiere y reconoce”.

Esteban Milovic reafirma que el desafío es lograr esta diferenciación, tanto con la variedad Kordia como con nuevas variedades que se implementen. “Ese es ahora el desafío, ver si después de tantos años logramos despertar ese interés, produciendo fruta de buena calidad para que el mundo lo reconozca, y mantenernos vigentes como productores de cereza, ya que las reglas del juego han cambiado”.

Continuar la investigación 

Cerezas en Chile Chico: investigación, producción y comercialización que da frutos

Una de las características del rubro frutícola es su dinamismo y los desafíos climáticos, lo que hace necesario continuar investigando nuevas variedades que permitan profundizar las características diferenciadoras de una producción cerecera de nicho.

Por ello, Desde el año 2022, con el apoyo de empresarios frutícolas de la comuna, como Ramón Jorge Vega (Las Parámelas), Javier Cereceda (Agrícola Austral Cherries) y Soc. Agrícola Copequen Ltda., junto con la empresa ANA Chile®, INIA ha desarrollado una línea de investigación centrada en evaluar cuatro nuevas variedades de cerezas recientemente introducidas en Chile: Areko, Pisue 177, Sweet Stephany® y Sweet Saretta®.»

Además, es esencial seguir avanzando en la diversificación productiva, representada por la vitivinicultura, que ya cuenta con experiencias positivas en viñas de la Cuenca del Lago General Carrera. Sin embargo, al igual que la producción de cerezas, requiere un tiempo considerable de ensayos e investigaciones para la creación de protocolos y paquetes tecnológicos.

En el extremo austral, estos paquetes deben incluir estrategias para el manejo de heladas y la mitigación de pérdidas causadas por aves. INIA trabaja en el desarrollo de un protocolo que ofrezca herramientas efectivas a los productores, asegurando un futuro prometedor para la fruticultura en la región. “Nosotros, como INIA, hacemos la parte técnica, pero los productores y empresarios son quienes posicionan la fruta en el mercado”, sintetiza  Diego Arribillaga G.

 

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