Hace casi dos meses, especialistas del mundo de la ciruela deshidratada señalaban lo auspicioso que se veía la temporada, entre otros factores, gracias a que se tuvo buenas horas de frío en invierno (a diferencia del año pasado), sin heladas significativas en primavera y buena cantidad de agua caída.
A fines de noviembre los huertos presentaban una producción más pareja y estable respecto a la temporada anterior, lo que auguraba un mejor rendimiento para la ciruela deshidratada.
¿Cómo se visualiza la cosecha 2025 que debiese iniciarse en pocas semanas más? ¿Algún fenómeno que alterase las proyecciones?
Oscar Astorga, miembro del Comité de Chileprunes y administrador general de Superfruit, quien está a cargo de un campo de 540 hectáreas, lo que implica una labor de altísima responsabilidad, nos comenta:
“Este año viene mejor que el periodo pasado. Aunque no será una temporada extraordinaria, será mejor que la anterior”.
“Las condiciones actuales indican que la cosecha para deshidratado, en la zona costa de Colchagua, comenzará alrededor del 15 de febrero, mientras que la cosecha para fresco está a punto de comenzar (en mi caso, en el campo que administro, la cosecha para fresco está programada para el 24 de enero, casi igual que el año pasado). Todo apunta a una buena temporada para los productores de ciruelas deshidratadas y exportadores”.
“La fruta está alcanzando los 17 grados Brix (indicador de dulzor) de manera mucho más fácil, lo que es positivo tanto para fresco como para deshidratado. Esto, tras una floración más pareja que el período anterior y, principalmente a un aumento de días grados en alrededor de un 7,2% respecto a temporada pasada”.
“Hubo algunos golpes de sol en un porcentaje mayor a una temporada normal, afectando principalmente los perímetros de los cuarteles. Este fenómeno fue más evidente en campos jóvenes (de tercera y cuarta hoja) y menos en campos adultos. En general, esto no provoca un daño económico significativo”.
“El inicio de pinta (cuando la fruta cambia de verde a un tono amarillento, marcando el comienzo de la maduración) se declaró temprano”.
“En el ciclo 2023-24 las conversiones fueron anómalas: para lograr un kilo seco se necesitaban entre 3,9 y 4,0 kilos frescos, y como resultado se redujo el calibre de la fruta deshidratada y las estimaciones de kilos secos proyectados. Este año, esperamos una conversión más normal, de 3,2 – 3,3, lo que significa más kilos secos por la misma cantidad de kilos frescos. Esto mejorará los ingresos y el calibre de la fruta deshidratada, lo cual es clave para los productores”.
Además, con una fruta de mayor materia seca, las plantas procesadoras tendrán menos problemas. El año pasado, al existir menos materia seca, se presentaron dificultados en procesos, como lo es el despepitado, lo que tuvo como resultado bajas las eficiencias de las plantas.
¿Cómo viene el promedio de calibres este año?
Estimamos que el promedio estará entre la serie de calibres 70 a 75, con algunos campos alcanzando calibre 65-70. Esto representa una mejora respecto al año pasado.
Varias coincidencias
Por su parte, Iñaki Erenchun, agrónomo Zonal de Prunesco, encargado de supervisar la Región Metropolitana y el norte de la VI Región, nos complementa:
“El presente informe de temporada tiene como objeto de estudio el estado actual de los huertos de ciruela deshidratada del valle central chileno: Respecto a la temporada actual de ciruelas, se presenta bastante normal en comparación con la anterior, que fue bastante atípica”.
“Todo indica que será una buena temporada, con calibres incluso mayores a la temporada anterior, lo que beneficia tanto a productores como a exportadores, asegurando una fruta más dulce, pareja y visualmente atractiva. Esto es alentador considerando que el año pasado enfrentamos una floración muy desordenada que dificultó obtener frutos homogéneos”.
“En términos de calidad, los calibres de los frutos son buenos y bastante homogéneos, lo cual es un avance respecto a la temporada anterior, donde hubo mayor dispersión en el desarrollo del fruto dentro de los mismos árboles y problemas de “russet” (manchas en la piel del fruto)”.
“En los huertos de la zona precordillerana, hemos observado una incidencia más marcada de golpe de sol, lo que ha generado algo de caída y aborto natural de frutos. Este fenómeno, aunque impacta en la fruta más expuesta al sol, es considerado normal y afecta principalmente la periferia de los árboles, mientras que la fruta interior mantiene condiciones óptimas. Esto contrasta con las zonas más costeras, como Melipilla y Casablanca, donde el impacto del golpe de sol fue significativamente menor. En ese entendido, aunque el golpe de sol reduce la calidad de algunos frutos, no representa un problema significativo para la producción general”.
“La cosecha para ciruela deshidratada debería iniciarse el 10 de febrero, en una etapa que denominamos «desarrollo de fruto».
“En resumen, la temporada actual se perfila como más favorable en comparación con la anterior, con mejores condiciones para una cosecha exitosa de ciruelas deshidratadas, lo que debería satisfacer las expectativas tanto del mercado local como internacional”.
Equipo Prensa
Portal Agro Chile