Japón un consumidor exigente. ¿Extravagancia o Tendencia?

En un mercado minorista exigente, el dispositivo permite separar la fruta fresca al medir los grados brix o dulzura del producto, información que luego llega a los consumidores. 

Aunque los detalles de las mediciones son muy técnicos, Yusuke Amamiya, presidente de ATAGO U.S.A., Inc. explica que los consumidores japoneses entienden cada vez más y exigen conocer los grados brix de frutillas, mangos, y otras frutas importadas al país. 

“En Japón la fruta es muy cara. Es por eso que los consumidores tienen que saber si es una buena fruta, de lo contrario, van a perder su dinero”, señala Amamiya. 

Si los supermercados o tiendas  quieren vender más, tienen que indicar el nivel brix de la fruta, entonces los consumidores comprenderán. Es para el beneficio mutuo”.

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El instrumento, normalmente utilizado por importadores y exportadores, mide la dulzura observando la refracción de la luz en los jugos de la fruta – cuanto mayor sea el contenido de azúcar, mayor es el ángulo de refracción. Esto permite a los productores medir la dulzura directamente en el campo, para luego indicarles los niveles a los compradores. 

Con el uso ampliado de este instrumento, ahora  dirigido a consumidores minoristas y finales  los supermercados est+an ofreciendo una compra informada convirtiendo en un estándar de calidad el mostrar el nivel de grados brix en  todas las tiendas de comestibles más conocidas  

Asi los productos con un nivel inferior de grados brix se destinan a la industria de procesados, principalmente a la elaboración de mermeladas. Esto se debe a que los consumidores se niegan a comprar un producto si este no tiene un buen nivel de grados brix, es decir un buen sabor para deleitar. 

No obstante en otros países donde hay mayor disponibilidad de fruta y precios más bajos, ha sido difícil que esta tendencia de Japón sea adoptada por los consumidores finales ,pues el precio de la fruta no justifica la inversión  de un instrumento de medición 

Los mercados son cada vez más exigentes y la calidad que le agregamos a nuestros productos es la clave para que nos elijan o busquen otra opción. Cada día la tecnología entrega nuevas herramientas a nuestros consumidores finales de países desarrollados, donde mayormente apuntan nuestras exportaciones frutícolas, haciendo comunidades cada vez más informadas, que nos puede dejar fuera de competencia sin siquiera haber probado nuestra fruta.